domingo, 11 de mayo de 2014

Timing


Después de tantas cosas que me han pasado, por fin pude tener la facilidad para escupir a través de las teclas algunas ideas que tengo en la cabeza. No fue algo fácil, ¿por dónde empezar? 

Tenía una ligera impresión sobre lo que escribiría, pero curiosamente al estar leyendo otros blogs, saltó a mi vista una entrada justamente sobre un tema al que le he estado dando vueltas durante varios días, bueno más bien varias semanas o meses, no sé bien, el tiempo pasa y pierdo la noción de este con facilidad.

La entrada decía algo así como: encontrar la media toronja es como encontrar el vestido de novia perfecto (y creo hace bastante lógica dicho sea de paso). Es una sentencia que no da lugar a dudas, pero justamente ahi entra el famoso “timing”, que muchos tendemos a pensar que es lo mismo que estar en el lugar correcto, en el momento correcto, y en parte es cierto, pero no es la verdad absoluta. Si pensamos de esa forma, todo lo dejaríamos al azar, ¿cómo una persona podría saber que el timing es perfecto? No necesariamente tiene que ver con el mejor momento, a veces el peor o uno no tan bueno, resulta ser el indicado. En algunas ocasiones la claridad de lo que uno quiere llega a tiempo, pero otras tantas llega retardada, solamente para abrirnos los ojos y demostrar que estuvimos justo en ese momento y por las miles de dudas o incertezas lo dejamos pasar; y generalmente ya no hay nada que hacer, sino aceptar que no tuvimos la claridad o el valor para afrontarlo, lo evadimos, forzando todo para no decidir nada y seguir brincando de un lado a otro.


Y así es como a veces arruinamos el destino predecible, estable, adorablemente rutinario y asquerosamente feliz de compartir la vida con alguien.